lunes, 20 de abril de 2009

Ramírez


Llega la hora del cine independiente. Por sólo cincuenta mil euros, Albert Ariza nos retrata a un asesino en serie escondido tras una fachada joven y atractiva. Retrato de un personaje urbano, con obsesiones y perversiones privadas que se irán haciendo públicas hasta explotarle en las manos.

Este es un tipo de cine experimental que tiene poca cabida en los circuitos cinematográficos externos a festivales de cine como éste de Málaga. Tal es así, que entre sus planes se encuentra el poder colgarlo en la red para poder verlo en “streaming”. En éste sistema de distribución es posible que se encuentre uno de los posibles futuros de un cine cada vez con menos público en las salas.

Curioso el pequeño cameo de Geraldine Chaplin. Sólo queda desear suerte a la película que, como he dicho antes, tiene muy complicada su distribución por las salas de cine españolas. Tendrán que seguir probando suerte por los distintos festivales.

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